tag:blogger.com,1999:blog-39438601831139604012024-03-12T15:34:23.358-07:00La Válvula de EspatoThomas Pynchon´s BlogLa Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.comBlogger16125tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-5098984222410005912011-06-09T03:10:00.000-07:002011-06-09T03:19:05.685-07:00Iniciando "Contraluz" o en busca del “DT” perdidoEsta entrada de blog es diferente a otras intervenciones mías en él, principalmente porque no se trata de plasmar mis impresiones al final de un libro de Pynchon, sino de explicar lo que siento al iniciarlo.<br /><br /> Y hay varias razones para salirme de esa línea bloggera que ha caracterizado mis comentarios sobre” Vineland” o “La subasta del lote 49”; Una de ellas es la inmejorable (para que intentarlo) entrada realizada por el gran José Luis Amores quien sí que ha finalizado el libro y hablará (y no solo por eso) con muchísimo más conocimiento de causa que yo. Otra y no menos importante es que, en solo unas 100 páginas de esta monumental obra, Pynchon me ha vuelto a recordar porque me gusta tanto. Y la última y quizá más importante es darle una oportunidad a las sensaciones que produce Pynchon al inicio de un libro, cuando éstas aún están frescas.<br /><br /> Varios meses han pasado desde que me regalaran este libro por mi último cumpleaños. Como el sibarita que guarda un buen vino para una ocasión especial, o el amante que no quiere ir demasiado rápido con su reciente conquista, la lectura de contraluz se veía prorrogada una y otra vez en esos impases tan dulces de elección de la siguiente lectura a la que todos los aficionados a la literatura llegamos tras leer el (en ese momento) “último” libro.<br /><br /> ¿Y la espera ha valido la pena…? Si, la espera, y me atrevería a decir que la elección del momento perfecto, ha valido la pena.<br /><br />De nuevo Pynchon da una lección de originalidad innegable, de una grotesca facilidad para ser capaz de sorprender con flechas a traición dirigidas hacia nuestros rincones perceptivos más oscuros… De nuevo Pynchon saca a relucir su “DT”, tal y como explicaba en la entrada de “la subasta…” su “Delirium tremens” en un “Diferencial de Tiempo”. Incluso se atreve a definir ese Delirium: <br /><br /> Pg. 60: - “Delirium significa literalmente salirse del surco que uno ha estado arando.”<br /><br /> Pynchon consigue una y otra vez poner ante tus ojos alguna treta literaria que debe ser equivalente a ser testigo de alguna elaborada e impecable broma (la sensación que debe producir, me refiero). Pynchon frota las cosas sencillas, simples, pequeñas, diferenciales y les saca un brillo absurdo y sorprendente que no deberían tener, las convierte en trascendentales y las dota de genialidad.<br /><br /> Pg. 49: “- Por favor Re –le reprendió el Profesor-, hemos venido a hablar de electromagnetismo, no de política”<br /><br /> Una característica de este autor que sería un crimen no mencionar en esta entrada que habla de la entrada (valga la redundancia) a esta novela es su ¿manía? de empezar suave, de una manera agradable, de una manera, por llamarlo de alguna manera “normal”. Metafóricamente, como una línea que sigue una trayectoria completamente recta, esa línea que autores más convencionales siguen a rajatabla, sin abandonarla, de principio a fin de sus libros y en todos y cada uno de ellos, pero en un libro de pynchon, al cabo de pocas páginas, algo indefinible ocurre… algo así como un “Luke, noto una perturbación en la fuerza”, un pequeño desvío de esa línea que avisa a quién no conozca a Pynchon y hace salivar ansiosos a los que ya le conocemos. Y unas páginas más adelante empieza el delirio, al igual que en Vineland de repente el foco de la pluma del autor, que parecía se centraba en Zoyd Wheleer, se desvía hacia su hija Praire y de ahí de un protagonista a otro, de una historia a cual más inverosímil a otra, al igual que en “La subasta…” el delirio llegaba a cotas insospechadas con “la tragedia del correo” aquí Thomas nos hace creer que estamos ante una historia de aventuras de un (al parecer) conocido grupo de aventureros llamados “los chicos del azar” cuando de repente empieza a dejar su inimitable sello dando un giro hacia la historia Pynchonania de un hasta entonces desconocido Lew Basnight y, desde ese momento, empieza el delirio, empieza el “DT”.<br /><br /> Cuando leo a Pynchon, no puedo evitar acordarme de esos caracteres dibujados de forma extraña para verificar la autenticidad en la red y evitar suplantaciones de identidad o acciones automáticas de máquinas; el llamado código Captcha.<br /> <br /><a href="http://2.bp.blogspot.com/-Toqq8-jDivE/TfCdJqblS2I/AAAAAAAAABk/iCG4iupcBsc/s1600/captcha.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 293px; height: 81px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-Toqq8-jDivE/TfCdJqblS2I/AAAAAAAAABk/iCG4iupcBsc/s320/captcha.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5616161524665371490" /></a><br /><br /> Si existiera algo equivalente en la literatura, podría pasar que escritores multitudinarios: Follets, Gordons, Nevilles y un largo etc no pasaran un test de autenticidad, que se descubriera que sus obras están escritas por ayudantes o por máquinas siguiendo una serie de pautas. No podría existir algo así para Thomas Pynchon, su narrativa y su inventiva le hace imposible de suplantar aunque, curiosamente, es el autor más anónimo conocido. No…, si existiera un código Captcha de la literatura, no se podría aplicar a pynchon, porque la misma obra de Pynchon sería un código Captcha de autenticidad.<br /><br />Pg. 66: “Pese a su juventud, se decía que daba la impresión de ser capaz de acceder a recursos que excedían de sus posibilidades, de sentirse cómodo moviéndose en la sombra, de carecer totalmente de principios, y de mostrar un desprecio inflexible por cualquier distinción entre vida y muerte. Enviarlo a América parecía apropiado.”<br /><br />¿Sería necesario alargar más una entrada sobre el inicio de un libro…? Creo que no… Ha llegado la hora de seguir leyendo, de seguir disfrutando del “DT” de Thomas Pynchon.Fardalhttp://www.blogger.com/profile/11489426476894200123noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-12719037329443599062011-04-12T02:08:00.000-07:002011-04-12T02:08:34.610-07:00El Pez Volador analiza "Contraluz"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/"><img border="0" height="83" src="http://2.bp.blogspot.com/-G8--6qcPPJs/TZHYZqsj2wI/AAAAAAAAARA/Doj8Sc_UbAc/s320/el+pez+volador.jpg" width="320" /></a></div><br />
<br />
El blog <a href="http://elpezvolador.wordpress.com/">EL PEZ VOLADOR</a> lleva semanas desarrollando una sensacional crítica de "Contraluz". A continuación les dejo los enlaces a cada una de sus partes. No se la pierdan.<br />
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<div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/07/contraluz-de-thomas-pynchon-i/">Contraluz, de Thomas Pynchon (I)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/11/contraluz-de-thomas-pynchon-ii/"></a></div><div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/11/contraluz-de-thomas-pynchon-ii/">Contraluz, de Thomas Pynchon (II)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/15/contraluz-de-thomas-pynchon-iii/"></a></div><div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/15/contraluz-de-thomas-pynchon-iii/">Contraluz, de Thomas Pynchon (III)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/18/contraluz-de-thomas-pynchon-iv/"></a></div><div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/18/contraluz-de-thomas-pynchon-iv/">Contraluz, de Thomas Pynchon (IV)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/21/contraluz-de-thomas-pynchon-v/"></a></div><div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/21/contraluz-de-thomas-pynchon-v/">Contraluz, de Thomas Pynchon (V)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/25/contraluz-de-thomas-pynchon-vi/"></a></div><div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/25/contraluz-de-thomas-pynchon-vi/">Contraluz, de Thomas Pynchon (VI)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/28/icontraluzi-de-thomas-pynchon-vii-valoracion-parte-uno/"></a></div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/03/28/icontraluzi-de-thomas-pynchon-vii-valoracion-parte-uno/">Contraluz, de Thomas Pynchon (VII)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/04/01/contraluz-de-thomas-pynchon-viii-valoracion-parte-dos/">Contraluz, de Thomas Pynchon (VIII)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/04/04/contraluz-de-thomas-pynchon-ix-valoracion-parte-tres/">Contraluz, de Thomas Pynchon (XI)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div><div style="text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.wordpress.com/2011/04/08/contraluz-de-thomas-pynchon-x-valoracion-partes-cuatro-y-cinco/">Contraluz, de Thomas Pynchon (X)</a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;"><div style="text-align: -webkit-auto;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://elpezvolador.files.wordpress.com/2011/04/cristal-on-pynchon-altibajoscontraluz-full.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="26" src="http://elpezvolador.files.wordpress.com/2011/04/cristal-on-pynchon-altibajoscontraluz-full.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: -webkit-auto;"><br />
</div></div></div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-75260021292848550862011-04-12T01:59:00.000-07:002011-04-12T01:59:37.594-07:00"Vicio Propio", una reseña de "La Medicina de Tongoy"<div class="separator" style="clear: both; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;"><i>No hace ni dos horas le contaba a un amigo que esta semana me la iba a tomar de descanso; que no iba a escribir ni una triste reseña. Le dije y cito textualmente: “Pongo el blog en Modo Pausa una semanita”. Como no es la primera vez que se lo digo ni la primera vez que lo incumplo ya imagino que tampoco esta habrá sido la primera vez que este amigo no me ha creído. </i></div><div class="separator" style="clear: both; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-BGoz8Ku32kA/TaME1F9KxOI/AAAAAAAAAUA/JHw-eKkOXmA/s1600/VICIO+PROPIO.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-BGoz8Ku32kA/TaME1F9KxOI/AAAAAAAAAUA/JHw-eKkOXmA/s320/VICIO+PROPIO.jpg" style="cursor: move;" width="212" /></a></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><br />
</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">Habrán visto que no he cumplido. Pues bien, esta mañana era realmente complicado, por no decir imposible, saber qué libro de todos los previstos de aquí a fin de mes podría quitarme de esta modorra tan de lunes. Que sería una novela de corte “<i>negro</i>” lo tenía bastante claro, básicamente porque es a lo que me dedicaré durante una brevísima temporada, pero siempre creí que sería sobre la de cierta mujer que ganó recientemente un premio. (Lo vamos a dejar ahí.) Yo quería que fuese el libro de Thomas Pynchon, “<i>Vicio Propio</i>”, pero no me atrevía porque a mí Pynchon por lo general me intimida bastante y siempre temo no estar a la altura de las circunstancias. Pero finalmente fue (ya lo ven) y la consecuencia del cambio de parecer es el párrafo que sigue. </div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><br />
</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">A estas alturas ya todo el mundo debe saber –y si no se lo digo yo- que “<i>Vicio Propio</i>” es probablemente la novela más accesible de Thomas Pynchon. Lo que esto quiere decir es que cuando uno la está leyendo no tiene la permanente sensación de haber perdido el hilo de la narración en algún momento inmediatamente anterior. Abro un paréntesis para decir que (en mi humilde opinión) en estos casos desandar el camino andado sería casi siempre un error porque nos condenaría a leer las primeras páginas del mismo libro el resto de nuestra vida. A Pynchon se le quiere o no se le quiere, se le lee o no se lee, pero desde luego (y como norma general) lo que no podemos pretender es entenderlo; no completamente, al menos. Cierro paréntesis. “<i>Vicio Propio</i>” es la excepción que confirma la regla. Vicio Propio se entiende. A uno debería bastarle con una memoria de elefante, o en su defecto una libretita para ir tomando notas, para llegar a buen puerto sin perderse por el camino; nada que no hayamos hecho antes. No es más complicado que cualquier novela del género más o menos elaborada en la que (como en esta) abunden los personajes y los escenarios, los secundarios y las descripciones de coches, canciones o armas de las que no hayamos oído hablar jamás. A esto, claro, y por tratarse de "<i>un Pynchon" -</i>como <i>un Picasso, un Sorolla o un Klimt- </i>hay que añadirle pequeñas disonancias como que el investigador sea un “viejo” <i>surfer</i> aficionado a la marihuana o la existencia de un red de información secreta (una suerte de google ilegal) como aquel servicio de correo postal, también secreto, de "<i>La subasta del lote 49</i>". Estas disonancias, unidas al peculiar estilo narrativo del escritor (prepárense para no dejar de reír), convierten el viaje a través de las páginas de esta novela en una experiencia (hilarantemente) gratificante. Los amantes del clásico tampoco podrán quejarse: mujeres fatales, malos malísimos, buenos buenísimos, secundarios invisibles, secundarios imprescindibles, pistolas humeantes, muertos que no mueren, vivos que no viven (plaga de zombies incluida!), nobles intenciones, conspiraciones gubernamentales, policías corruptos y, como no podía ser de otra manera, (mucho) sexo, (muchas) drogas y (mucho, muchísimo) rock &amp; roll. </div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><br />
</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">No tengo mucho más que añadir. En un principio, hace unos días, cuando cogía el sueño con vívidas ensoñaciones de mí escribiendo esta reseña -cuyo resultado era siempre algo completamente diferente a lo que ahora tienen ante sus ojos- había pensado plagar esta entrada de citas de la novela como una forma de disimular mi manifiesta incapacidad para hacer una reseña inteligible de cualquier obra de Thomas Pynchon. Cuando el volumen (de citas) se volvió indecente -hecho este que tuvo lugar demasiado pronto- opté por reducirla drásticamente dejando sólo dos que además de servir de conclusión fuesen también la explicación de porqué creo que “<i>Vicio Propio</i>” es, tal como indico en el título de esta entrada, <b>un thriller crepuscular</b>, otra de sus (infinitas) (muchas) cualidades.</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><br />
</div></div><blockquote><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><i>Todo ha derivado en una fascinación enfermiza –opinó Bigfoot- y, mientras tanto, el universo entero de los homicidios se ha puesto patas arriba: bye bye Dalia Negra, descansa en paz Tom Ince, sí, me temo que ya no volveremos a ver más de esos asesinatos con aura de misterio de L.A. de los viejos tiempos. Hemos encontrado la puerta al infierno y es pedirle demasiado a los ciudadanos de L.A. que no quieran atravesarla en tropel, cachondos y riéndose como siempre, buscando la última emoción fuerte. (p.241) </i></div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><i><br />
</i></div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><i><br />
</i></div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><i>… y ahí estaba Doc, sobrio, atrapado en un mal rollo de bajo nivel del que no se sabía salir, dándole vueltas a cómo los Psicodélicos Sesenta, este breve paréntesis de luz, podían acabar finalmente y todo se perdería, volvería a la oscuridad…, a cómo cierta mano pavorosa saldría de la oscuridad y se reapropiaría del tiempo, con la misma facilidad que se le quita un canuto a un fumeta y se apaga para siempre. (p.291) </i></div></div></blockquote><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><br />
</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">Fuente: <a href="http://lamedicinadetongoy.blogspot.com/2011/04/vicio-propio-un-thriller-crepuscular-de.html">http://lamedicinadetongoy.blogspot.com/2011/04/vicio-propio-un-thriller-crepuscular-de.html</a></div></div><div style="text-align: justify;"></div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-85050128059902253032011-03-18T01:00:00.000-07:002011-03-18T01:01:01.847-07:00Reseña de "Vicio Propio" en "El placer de la lectura"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh3.googleusercontent.com/-x5QD4a_Eyhs/TYMQkL73kmI/AAAAAAAAAPs/5yEhjcj1S3g/s1600/VICIO+PROPIO.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://lh3.googleusercontent.com/-x5QD4a_Eyhs/TYMQkL73kmI/AAAAAAAAAPs/5yEhjcj1S3g/s200/VICIO+PROPIO.jpg" width="132" /></a></div><div style="text-align: justify;">Leer a Thomas Pynchon resulta ser una aventura literaria especial. Es tan difícil de encasillar que bien podría decirse de él que forma parte de su género propio. Después de su genial Vineland y suestratosférico Contraluz ahoraTusquets nos ofrece su obra aparentemente más convencional, Vicio propio, en la que hasta el título es ambiguo, puesto que proviene de los defectos inherentes de la mercancía que se transporta por vía marítima y se deteriora per se, pero bien podría aplicarse al fumetaprotagonista del mismo Doc Sportello y sus vicios propios como su afición por las drogas. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">¿Podría ser Vicio propio el libro más accesible de Pynchon? Quizá sí, hay quien lo califica como el bestseller del neoyorquino, dentro de lo contradictorio que es unir en la misma frase dos conceptos tan alejados entre sí como Pynchon y bestseller. Lo único seguro en él es su carácter brumoso, inconcreto y ajeno a lo normal, incluso en un libro que cualquier biblioteca ubicaría en novela Negra, pero que no siendo exactamente eso, es mucho más.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El final de los sesenta y principio de los setenta, décadas fetiche de Pynchon, se presentan ahora desde la ciudad de Los Ángeles (es increíble la ubicuidad de este hombre que parece que ha vivido en cien sitios a la vez) y desde la perspectiva de un investigador de tres al cuarto que está más tiempo fumado que sobrio pero que cuando está despierto lo está mucho más que los que le rodean. El día que una antigua novieta le pide ayuda puesto que a su actual pagafacturas le quieren hacer daño, Doc Sportello no sospecha en la que está metiendo. Poco después la chica y el magnate desaparecen y entre un mal viaje y otro Doc despierta en medio el ojo del huracán. Casualmente o no otros casos suyos confluyen con el primero creando una amalgama que Pynchon con su peculiar afición por las escenas extrañas y los diálogos superfluos no parece querer desliar. Incluso da la sensación de que andamos colocados cuando leemos algunos pasajes.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Policías de LA, FBI, dentistas asesinos, saxofonistas muertos y resucitados se unen a una arcaica internet y a un sistema de correos copiado de su anterior obra La subasta del lote 49 para dar una vez más la impresión de lo inasible y especial que es la literatura versus Pynchon.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Camaleónico autor que podría ser el mejor novelista del mundo. Quizás lo sea, pero por ahora no muchos se lo reconocerán. Eso es bueno, sabemos tan poco de él que saber que es el mejor posiblemente rompería la frágil burbuja de su literatura.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Marc Canela</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Texto íntegramente extraído de: <a href="http://www.elplacerdelalectura.com/2011/03/vicio-propio-thomas-pynchon.html">http://www.elplacerdelalectura.com/2011/03/vicio-propio-thomas-pynchon.html</a></div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-74798830300903798252011-03-10T06:46:00.000-08:002011-03-10T06:58:55.853-08:00"V." comentada por el blog "Teoría del Caos"<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i><br />
</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i>El blog <a href="http://teoria-del-caos.blogspot.com/">TEORÍA DEL CAOS</a> habla de lo que fue su lectura de "V". en la siguiente entrada que me voy a permitir reproducir sin su permiso: <a href="http://teoria-del-caos.blogspot.com/2011/03/libros-que-cambiaron-mi-vida-v.html">http://teoria-del-caos.blogspot.com/2011/03/libros-que-cambiaron-mi-vida-v.html</a></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh4.googleusercontent.com/-YDzA7RUwxu0/TXji61rkSuI/AAAAAAAAAOE/l9z00q0FLLM/s1600/v.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://lh4.googleusercontent.com/-YDzA7RUwxu0/TXji61rkSuI/AAAAAAAAAOE/l9z00q0FLLM/s1600/v.jpeg" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><br />
</div><i></i><br />
<div style="text-align: justify;"><i><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal;">Amazon te ama. Una de las formas de mostrarte su amor es recordarte que ya les compraste un libro. Así es como ahora, vagabundeando por la página, me dice que compré </span>V<span class="Apple-style-span" style="font-style: normal;">. de Thomas Pynchon en 24 de junio de 2004. Todavía recuerdo bien cuando leí por primera vez como Benny Profane, schlemiel y yoyo humano, aparecía desde la oscuridad y caminaba entre los faroles de una calle que formaban una uve asimétrica, recuerdo a </span>The Whole Sick Crew<span class="Apple-style-span" style="font-style: normal;"> —la versión hardcore del Club de la Serpiente—, la cacería de cocodrilos por las alcantarillas de Manhattan, los disfraces de Herbert Stencil, a Vheisu y a la importancia de la horizontalidad y la verticalidad en el diseño de interiores. </span></i></div><br />
<div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">No sabía que existían novelas como <i>V</i>. Incluso, ya había leído <i>V</i>. un año antes, en la traducción de Tusquets, que es una pésima traducción, y no había sacado nada de ella. Pero entonces, en algún momento de julio de 2004, supongo, leí a Thomas Pynchon por primera vez. Todo cambió. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Habrá quien me diga que <i>El arcoiris de la gravedad</i> es su obra maestra. Aunque admiro mucho al arcoiris, no pude nunca dejar de leerlo como la secuela extensa y algo malograda de <i>V</i>., un libro que exige mucho más de lo que te entrega (y vaya que entrega mucho); de la misma forma que leí <i>Contraluz</i> como una precuela divertida y excesiva, pero no por ello menos disfrutable, de <i>V</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Junto con <i>House of Leaves</i> y <i>El cuarteto de Alejandría</i>, <i>V</i>. es mi modelo casi platónico de lo que debería ser una novela: enorme, valiente, perspicaz, tan parecida al mundo y tan su propia cosa, un lugar en el que podría vivir para siempre. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Me pasa algo muy curioso y es que sólo de las novelas que más disfruto —y acá me refiero a esa sensación pocas veces en la vida repetida— logro recordar los nombres de los personajes tiempo después: me pasa con todo Pynchon, con Durrell, con Tolkien, con <i>Los detectives salvajes</i> (pero no con <i>2666</i>), con <i>Danielewski</i>, con John Kennedy Toole, con <i>En busca del tiempo perdido</i>, con <i>Ulises</i>. La última probable a agregar a esta lista es <i>A Naked Singularity</i>. Pero <i>V</i>. es la única novela que tiene el dudoso honor de que recuerde pasajes casi completos de memoria. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Si acaso una cosa me mueve a escribir, lo digo con la mayor humildad posible, es que no hay suficientes novelas como ésta y mejor me valdría escribir una así antes que esperar a que otra persona por azar la escriba. ¿Porque cuando fue la última vez que leyeron que se comparara una novela con <i>V</i>. de Thomas Pynchon?</div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-83177576709690902822011-03-07T04:54:00.000-08:002011-03-07T04:54:09.186-08:00Jim Dodge habla de Thomas Pynchon<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh5.googleusercontent.com/-MV-7t0SnZj8/TXTVOjOOs7I/AAAAAAAAANs/YFdF7ej9sfk/s1600/Jim+Dodge+90s.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://lh5.googleusercontent.com/-MV-7t0SnZj8/TXTVOjOOs7I/AAAAAAAAANs/YFdF7ej9sfk/s320/Jim+Dodge+90s.jpg" width="264" /></a></div><br />
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Cosas que tiene la vida, anda uno paseando por la blogosfera con todo el placer del mundo y en un <a href="http://vivirdelcuento.blogspot.com/">Vivir del Cuento 2.0</a> se ha encontrado con esta perla en la que el blogger habla de lo que habla Jim Dodge sobre su relación con Pynchon.<br />
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</div><div>Descúbranlo <a href="http://vivirdelcuento.blogspot.com/2011/03/jim-dodge-sobre-thomas-pynchon-y.html">AQUI</a> o sigan leyendo:<br />
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Cosas que tiene la vida, anda uno preparando un encargo con todo el placer del mundo y en la documentación se ha encontrado esta perla en la que Jim Dodge habla sobre su relación con Thomas Pynchon. A buen entendedor...:</i><br />
<blockquote><div style="text-align: justify;">Por si a alguien le interesa, TP vivió en Trinidad, unas 12 millas al norte de Arcata/Eureka, en la época en que yo trabajaba en la librería local. El día que firmó el contrato de alquiler de su nuevo piso, su casera –a la que yo conocía- vino a la tienda y me preguntó si teníamos algo de un tal Pynchon, porque un tío que decía llamarse así y que afirmaba ser escritor había empezado a alquilar su piso.</div><div style="text-align: justify;">Por supuesto, todo lo que había escrito estaba disponible, y yo le hablé largo y tendido de sus credenciales. Pero, aunque me hubiese encantado conocerle y tomar algo con él (yo no había empezado aún a escribir narrativa, pero por aquel entonces ya estaba pensando seriamente en ello y suponía que él podría darme algunos buenos consejos) decidí finalmente dejarle con su vida. Digo esto como evidencia de que no es el paranoico reclusivo que lleva disfraces y cambia de identidad semanalmente que dicen por ahí; mucha gente en la comunidad (algunos de ellos patrones de barcos de pesca, y carpinteros y lampistas y gente de clase obrera) le conocía bien, cenaba con él, iban a bares juntos y salían por ahí con él. Por todo lo que he oido, es buenacompañía, nada afectado, y escucha mucho más que habla. Así que en lugar de un snob frágil y reclusivo, quizás Pynchon sea lo que era para sus vecinos y adláteres de Trinidad: un tipo humilde y tímido que sabe que sería distorsionado por la maquinaria de la fama americana y que prefiere concentrarse en su obra en lugar de contestar preguntas inanes de la peña cultureta o de graduados que han leido demasiada teoría literaria francesa y no suficientes matemáticas o ciencia. La primera regla del escribir es escribir, y puesto que él basa gran parte de su trabajo en hechos históricos y es un investigador meticuloso, no le sobra tiempo para ir a hacer el numerito en el Today Show (aunque, eso sí, he oído que salió en The Simpsons). En Estados Unidos no puedes permitir que se te convierta en una comodidad pública, porque serías consumido. Así que personalmente le aplaudo por eludir lo que sería obviamente celebridad y adulación. Creo que da un gran ejemplo para los artistas jóvenes: la celebridad, como la lujuria, es “un gasto de espíritu y un desperdicio de vergüenza”. Quedáos en casa y trabajad.</div></blockquote><br />
</div></div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-59110722876774283342011-02-05T06:19:00.000-08:002011-02-05T06:19:56.583-08:00Paul Thomas Anderson podría adaptar "Inherent Vice"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://t1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRCnp-_bMXtW9Rad4ZGYK687zIYHL5_oeqLsdLOCRUpNv2Gchau" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://t1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRCnp-_bMXtW9Rad4ZGYK687zIYHL5_oeqLsdLOCRUpNv2Gchau" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;">Se dice, se cuenta, se rumorea que...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Thomas_Anderson">Paul Thomas Anderson</a>, director de "<i>Pozos de Ambición</i>", "<i>Punch-Drunk Love</i>" o "<i>Magnolia</i>" (entre otras), <a href="http://nymag.com/daily/entertainment/2010/12/paul_thomas_anderson_plans_to.html">podría</a> estar interesado en llevar al cine "<b><u><a href="http://lavalvuladeespato.blogspot.com/2011/02/marzo-2011-vicio-propio-de-thomas.html">Inherent Vice</a></u></b>", la última novela de Thomas Pynchon. Aunque la rumorología habitual de Hollywood invita a la prudencia parece ser que director estaría interesado en contar con <a href="http://www.imdb.es/name/nm0000375/">Robert Downey Jr.</a> como protagonista aunque problemas de agenda podrían descartarlo del proyecto, cuyo estreno tendría lugar en 2013.</div><div style="text-align: justify;"><br />
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</div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-29650241977610062152011-02-04T05:10:00.000-08:002011-03-10T07:48:38.087-08:00Marzo 2011: "Vicio Propio", de Thomas Pynchon<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lh6.googleusercontent.com/-rOmY9SuHDgw/TXjyzvbHhsI/AAAAAAAAAOI/05R5ZW6h9uw/s1600/VICIO+PROPIO.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://lh6.googleusercontent.com/-rOmY9SuHDgw/TXjyzvbHhsI/AAAAAAAAAOI/05R5ZW6h9uw/s320/VICIO+PROPIO.jpg" width="212" /></a></div><br />
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<div style="text-align: justify;">Al firmar el contrato de alquiler, los dos inquilinos ... habían lanzado una moneda para ver quién se quedaba la suite del piso de arriba, y Doc había perdido o, como prefería creer, ganado. El rótulo de su puerta rezaba LSD INVESTIGATIONS; y LSD significaba «<i>Localización, Seguimiento ... Detección</i>». Bajo el rótulo había una reproducción de un gigantesco ojo inyectado en sangre con los colores psicodélicos de moda, el verde y el magenta, y el pintado de los detalles de sus literalmente millares de desquiciados capilares había sido subcontratado a una comuna de colgados del speed… Clientes potenciales se habían pasado horas contemplando el Laberinto ocular, olvidándose a veces de para qué habían ido allí. </div><div style="text-align: justify;"><br />
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<div class="CarlosHabitual"><b>LA EDITORIAL:</b></div><div class="CarlosHabitual" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="CarlosHabitual" style="text-align: justify;">Se llama Sportello..., Doc Sportello, y no es agente secreto, sólo un detective privado un tanto peculiar –peinado afro, más bien canijo, con una memoria que le flaquea por el exceso de marihuana– en el colorista Los Ángeles de finales de los años sesenta. Hacía ya tiempo que Doc no veía a su ex, Shasta, seductora femme fatale que antes vestía sandalias, camiseta desteñida y bikini estampado de flores, cuando ésta recurre a sus servicios porque ha desaparecido su nuevo amante, un magnate inmobiliario que había visto la luz del buen karma, un tanto distorsionada por el ácido, y quería devolver a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve enredado entonces en una intriga de intereses espurios en la que los escrúpulos, como en un mal viaje psicodélico, chispean por su ausencia. Hasta ahí, la trama, casi clásica, de una novela negra.<br />
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</div><div class="CarlosHabitual" style="text-align: justify;">A partir de ahí, Pynchon..., Thomas Pynchon, pergeñando un retrato poliédrico y desbocado de una época en la que todavía se creía que bajo los adoquines se extendía la playa: surfistas embriagados de la mitología de las olas gigantes, combatientes de Vietnam o agentes del FBI reconvertidos en hippies, pandillas carcelarias, la escabrosa sombra de Charlie Manson y sus sumisas acólitas, una brutal organización secreta de dentistas, polis corruptos, una protointernet con protohackers, bellas masajistas, un violento ex presidiario de sexualidad ambigua, camellos que trapichean con caballo y políticos que trapichean con vidas, películas en blanco y negro, Godzilla y John Garfield, Star Trek y Hawai 5-0... <br />
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</div><div class="CarlosHabitual" style="text-align: justify;">Todo sazonado con diálogos, juegos de palabras y guiños hilarantes, al ritmo de una banda sonora frenética que sirve de fondo a una mirada teñida de nostalgia al final de una época, una mirada nublada por una bruma melancólica –de humo de marihuana o de la calima que cubre la costa californiana un día sí y otro no–, a veces, con la cualidad de un espejismo o de un sueño que nos han hurtado porque, al fin y al cabo, siempre quisimos ir a L.A.</div><div class="CarlosHabitual" style="text-align: justify;"><br />
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</div><div class="CarlosHabitual" style="text-align: justify;"><br />
<b>LA CRITICA</b></div><br />
<div style="text-align: justify;">■ <i>El libro más divertido que ha escrito Pynchon. Y un resumen desmadrado y majestuoso de todo lo que le ha convertido en una voz única y de las más poderosas de América</i>. ROB SHEFFIELD, ROLLING STONE</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">■ <i>Imagínese la película de culto El gran Lebowski convertida en novela, con unos toques añadidos de Chinatown y L.A. Confidential por si acaso. Imagínese su novela de misterio favorita de Raymond Chandler o James Crumley reescrita en versión hippy</i>. MICHEL DIRDA, THE WASHINGTON POST</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">■ <i>Vicio propio es Pynchon en una de sus disparatadas diversiones, todo un place</i>r. STUART KELLY, SCOTLAND ON SUNDAY</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">■ <i>Uno de los escritores más oscuros y tercos de América ha creado la lectura de playa más divertida del verano</i>. TIM MARTIN, THE TELEGRAPH</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">■ <i>Un recordatorio de las promesas y fracasos de un efímero momento de nuestra historia en el que todas las normas quedaron Invalidadas y los límites se borraron</i>. ROBERT L. MCLAUGHLIN, REVIEW OF CONTEMPORARY FICTION</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">■ <i>La crítica se ha extrañado –y ha celebrado– lo que no han dudado en definir como «Pynchon Lite» y «Pynchon Best-Seller eraniego». De acuerdo. Pero la cosa no es tan así por más que el tercio final del asunto no tenga nada que envidiarle al más eficaz de los thrillers. Mejor, tal vez, pensar en un «Pynchon de Vacaciones» que no por eso dejará de ser el mismo trabajador Pynchon de Siempre</i>. RODRIGO FRESÁN, PÁGINA 12</div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-72484258613061741342011-01-28T05:26:00.000-08:002011-01-28T05:26:06.947-08:00"Thomas Pynchon. Un escritor sin orificios" de Rubén Martín G.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://www.alphadecay.org/libro/thomas-pynchon-un-escritor-sin-orificios"><img border="0" height="320" src="http://www.alphadecay.org/system/covers/89/big/89.jpg?1292422755" width="198" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div>Este espacio le desea toda la suerte del mundo a <a href="http://cuadernocelinegrado.blogspot.com/">Rubén Martín G.</a>.<br />
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Para más información lean <a href="http://ellamentodeportnoy.blogspot.com/2011/01/thomas-pynchon-un-escritor-sin.html">artículos</a>, <a href="http://www.alphadecay.org/system/files/910/original/06-11-01_-_Quimera_enero_de_2011.pdf?1294247514">entrevistas</a>, <a href="http://www.revistadeletras.net/ruben-martin-g-este-no-es-un-libro-para-expertos-ni-escrito-por-uno/">entrevistas</a>... y el libro.La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-42660787357820846752011-01-27T07:13:00.000-08:002011-01-27T07:13:36.478-08:00"La subasta..." y "Vinelad" según Daniel EspinarHe encontrado en el blog <a href="http://miedoalaliteratura.wordpress.com/">Miedo a la literatura</a> dos entradas a dos novelas de Pynchon, una por portada. He pedido permiso a las autoridades, amabilísimas ellas, para enlazarlas desde aquí y me lo han concedido. Y esa es la historia y estas las entradas que a mi, personalmente, me han gustado mucho:<br />
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<div style="text-align: center;"><b><a href="http://miedoalaliteratura.wordpress.com/2008/12/06/mi-segundo-round-con-thomas-pynchon/"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">La Subasta del Lote 49</span></a></b></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div style="text-align: center;"><b><a href="http://miedoalaliteratura.wordpress.com/2009/09/21/mi-cabeza-laminada-en-escenas-de-thomas-pynchon/"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Vineland</span></a></b><br />
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</div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-31240876693570443612010-11-23T03:11:00.000-08:002010-11-23T03:11:31.954-08:00Contraluz<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_TjA9Bkgt7yI/TOuhHaYzqKI/AAAAAAAAAJc/kGpohkJAGjk/s1600/Contraluz_0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/_TjA9Bkgt7yI/TOuhHaYzqKI/AAAAAAAAAJc/kGpohkJAGjk/s320/Contraluz_0.jpg" width="206" /></a></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">[Título español de la última novela de Thomas Ruggles Pynchon traducida con honores al castellano por Mr. Vicente Campos y editada por Tusquets en mayo del año del Señor 2010, cinco y pico después de su salida al mercado anglosajón el 21 de noviembre de 2006 con el título <i>Against the day</i><span style="font-style: normal;">.</span>]</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><b>Let's get cynical</b></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">No he leído casi ninguna crítica sobre esta novela de Thomas Pynchon, aunque sí un manojo escuálido de reseñas y balbuceos. No he leído críticas porque no las hay, son tan raras como una fotografía del autor. No hay críticas porque los críticos no se han leído el libro. No se han leído el libro porque han perdido la costumbre de leer. Han perdido la costumbre de leer porque, como se dice por ahí, ahora se estila más el solapismo ilustrado, que yo corrijo o aumento y llamo lectura caótica o de las cien primeras páginas o al azar <span style="font-family: Times New Roman,serif;"><span style="font-size: small;"><span style="font-style: normal;">—lecturas de todo a cien o </span></span></span><span style="font-family: Times New Roman,serif;"><span style="font-size: small;"><i>random readings</i></span></span><span style="font-family: Times New Roman,serif;"><span style="font-size: small;"><span style="font-style: normal;">—</span></span></span>. Tampoco he leído reseñas de críticos porque críticos ya no hay, y en las revistas literarias lo que encuentro son chistes disfrazados de recensiones, cáscaras de crítica y crítica de las cáscaras. Proliferan los fisioterapeutas no ejercientes que hablan sobre libros, los teólogos marianistas que escriben noticias sobre libros, los agrimensores y los bodegueros que pontifican sobre libros, todos los anteriores traficando impresiones subjetivas y desnortadas sobre libros, algunos bloggers dando la lata con libros. Muchos libros y poca lectura. Pocas verdaderas palabras y sólo uno o dos filólogos que hacen su trabajo y luego callan, por vergüenza ajena.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">Por ejemplo: decir una y otra vez que tiene más de 1.300 páginas y que su lectura está reservada para los cultores del autor, un cuarto de reseña. Teclear la palabra entropía y delinear un par de pensamientos baratos a su alrededor, otro ¼. Resumir las únicas 100 páginas leídas con los nombres de las ciudades donde se desarrollan los acontecimientos y los de un grupito de personajes, ¾. (Venga, que ya queda menos...) Uno o dos párrafos más con anécdotas históricas, científicas y un palmetazo en la espalda al traductor, las últimas gotas de una polución indigna y a dormir. Mañana habrá que lavar las sábanas.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">No os creáis nada de lo que se escriba sobre sus obras porque todo es mentira, mero producto del afán de protagonismo de quienes se erigen en apóstoles suyos. Para hablar de Pynchon antes hay que haberlo leído, con tranquilidad y sin el acoso absurdo de una torre de otros libros esperando a ser comentados. La lectura de Pynchon es ya una actividad en sí misma, un trabajo cuya remuneración es su conocimiento. Y los, así llamados, críticos se comportan con esta y otras altas literaturas como los bebedores en los pubs londinenses, hace tiempo, cuando el tañer de una campana anunciaba la última ronda: los <i>London Drinkers</i> se aglomeraban en la barra para pedir la última pinta y tragársela rápidamente, sin ganas y aun con menos gracia, con el único afán de amortizar la noche, la salida, el estar ahí consumiendo bebidas alcohólicas de tal hora a tal otra, rodeados de borrachos semejantes <span style="font-family: Times New Roman,serif;"><span style="font-size: small;"><span style="font-style: normal;">—de semejantes borrachos—</span></span></span>, al calor de su compañía, afuera el frío de la calle y la incomprensión de quienes, en sus casas, se disponen a acostarse. Por lo que esos críticos, esos reseñistas, esos comentaristas, parece que han puesto el libro a Contraluz <span style="font-family: Times New Roman,serif;"><span style="font-size: small;"><span style="font-style: normal;">—¿entendéis el chiste, eh?, ¿lo entendéis?— y </span></span></span>sólo han percibido la luminosidad sucia que nimba su margen externo, un halo de desperdicios aprovechable para sus propósitos de ponerlos por escrito, porque quién se atreve a leer de verdad a este Grande, eh, quién se atreve.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b>Hiperlocaciones</b></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/_TjA9Bkgt7yI/TOuhTpoDZsI/AAAAAAAAAJg/_cBhNWZLUV8/s1600/Contraluz_2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="79" src="http://4.bp.blogspot.com/_TjA9Bkgt7yI/TOuhTpoDZsI/AAAAAAAAAJg/_cBhNWZLUV8/s200/Contraluz_2.jpg" width="200" /></a></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">No voy a hablar del espato de Islandia porque este mineral tan sólo constituye en <i>Contraluz</i> el transporte utilizado para arrancar las múltiples derivas narrativas que se ofrecen en la novela. Solamente diré que el fenómeno de la doble refracción que favorece la calcita devuelve dos rayos, uno ordinario y otro extraordinario, a estas alturas esto debería saberlo todo el mundo. En la novela, la historia ordinaria de una venganza por la muerte de un padre anarquista a manos de unos asesinos pagados por capitalistas; la extraordinaria de sus hijos, refractados a velocidad y ángulos variables, vale decir con diferentes vectores, por diferentes partes del Globo, lugares cool en la época en que la historia está ambientada.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">Veo en la novela, más que en sus precedentes, una estructura, además de refractaria, hiperenlazada. Como en las entradas informativas de determinadas webs en las que un link con la leyenda <a href="http://bolmangani.blogspot.com/2010/11/contraluz.html#leermas"><i>Leer más...</i></a></div>José Luis Amoreshttp://www.blogger.com/profile/16888716900456380694noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-44389277989007862142010-11-22T02:31:00.000-08:002010-11-23T01:04:18.080-08:00La subasta del lote 49 - Thomas Pynchon<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Aprovechando que recientemente he acabado la lectura de este libro, segunda obra que leo de Thomas Pynchon, voy a hablar un poco más de lo que me hace sentir a mí el estilo de este genio loco, estilo que despierta reacciones opuestas en esa ingente masa de pares de ojos y cabezas pensantes llamada lectores. Aprovechando, digo, porque no es más que una excusa, porque de la subasta, al igual que ocurría con Vineland, la única crítica valida que se podría hacer es la lectura del libro íntegro, desde la primera letra de la primera página, hasta cerrar la contraportada y encontrarnos de repente una sipnosis que se nos antoja escasa, se mire como se mire, para resumir lo que acabamos de leer. Cualquier otra crítica, en este caso más que nunca, siempre estará contaminada por la subjetividad y el criterio del crítico.</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Durante la lectura de “la subasta”, realmente he revivido esa sensación extraña, hilarante, liberadora, confusa, sorprendente, sofocante, emocionante, mezquina, gloriosa, y tantas cosas más, que sentí en la lectura de “Vineland”, pero, en esta ocasión se ha añadido una sensación más que incluso en algún momento ha actuado de catalizador de las demás: La familiaridad de haber leído a Pynchon ya antes. Porque, en la primera ocasión, desconocía lo que me esperaba, pero en esta ya sabía que no podía imaginar lo que me esperaba. Y así fue. De nuevo pareces sumergirte en un viaje alucinante donde lo mas importante no es la trama global sino, utilizando un juego del propio pynchon, el “<b>dt</b>”, es decir “el <b>derilium tremens</b> que hay en cada <b>diferencial de tiempo</b>”.</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Lo bueno de Pynchon es que sus libros encierran varios libros; escondidos y empaquetados en diferentes capas de conciencia del lector. El libro que leas, dicho esto, depende del estado de concentración, la capacidad de retentiva y el nivel de cultura general norteamericana (y otros) que se posea. Esta característica no es exclusiva de este autor, de ello estoy seguro, pero lo impresionante y diferente es que, en cualquiera de esos estados, en todas y cada una de la capas, pynchon sigue siendo genial. </div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Alguien que ha acabado por convertirse en un buen amigo cibernético (no por que se trate de un androide sino por el medio a través del que es posible esa amistad) preguntó una vez: “¿Por qué leemos lo que leemos?”, y las respuestas son muchas, pero, en mi caso, me atrevería decir que una de ellas sería la necesidad de absorción y enriquecimiento de la empatía a través del punto de vista de otras personas (los escritores) o del punto de vista que alguien cree que debería tener otra persona (los personajes). La lectura de Pynchon obedece a otra necesidad. El motivo de leer a Pynchon es la necesidad de ausentarte un momento para hacer algo inesperado; es la “gamberrada”, Thomas Pynchon es a la literatura como irse a fumar un porro con los amigos es al instituto. Y al igual que un niño, o cualquier persona, necesita de vez en cuando desobedecer, dejarse llevar por una necesidad que no entiende de normas sino que atiende al placer del “poder hacer”, sin más, aunque no sea lo lógico o lo correcto, del mismo modo que necesitamos ser “humanos” la literatura necesita a Thomas Pynchon.</div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Como en mi anterior entrada, me voy a permitir escoger un “dt” del libro que me ha gustado especialmente.</div><div class="MsoNormal"></div><div class="MsoNormal"><i>“A principios de los años sesenta, un ejecutivo de Yoyodyne que vivía en los alrededores de Los Ángeles y que ocupaba en la casa matriz un puesto que estaba por encima del director gerente pero por debajo del vicepresidente se quedó sin trabajo a los treinta y nueve años por culpa de la automatización laboral. Como desde los siete años le habían inculcado una educación teleológica tendente a conquistar una presidencia y morir, y como se había acostumbrado a no hacer absolutamente nada, salvo estampar su nombre al pie de informes especializados de los que no entendía ni palabra y recibir broncas cuando perdía el control de los programas especializados que fracasaban por motivos especiales que tenían que explicarle pormenorizadamente, lo primero que le pasó por la cabeza, como es lógico, fue el suicidio. Pero la costumbre pudo más que él: no podía tomar una decisión sin escuchar antes las sugerencias de un comité.[/spoiler]</i></div><div class="MsoNormal"><i> </i></div><div class="MsoNormal"><i>[…]</i></div><div class="MsoNormal"><i> </i></div><div class="MsoNormal"><i>Estaba ya a punto de darse el chisquerazo fatal con su fiel Zippo, que le había acompañado por entre la maleza de Normandía, las Ardenas, Alemania y la Norteamérica posbélica, cuando oyó una llave en la cerradura y voces en la puerta. Eran su mujer y cierto sujeto a quien no tardó en reconocer, dado que era el experto en rendimiento de Yoyodyne por culpa del cual le habían sustituido por un IBM 7094. Intrigado por la ironía de la situación, se quedó en la cocina y permaneció a la escucha, dejando la corbata dentro de la gasolina, a modo de mecha. Por lo que pudo deducir, el experto en rendimiento quería tener comercio carnal con su mujer en la alfombra de tafilete del salón. A ella no le disgustaba la idea. El ejecutivo oyó risas lascivas, cremalleras, golpes sordos de zapatos, respiración agitada, gemidos. Sacó la corbata de la gasolina y se puso a reír con risa mal disimulada. Cerró el Zippo. «Oigo risas», dijo de pronto la mujer. «Huele a gasolina», dijo el experto en rendimiento. Entraron en la cocina cogidos de la mano y desnudos. «Estaba a punto de convertirme en bonzo», les explicó el ejecutivo. «Y ha tardado casi tres semanas en decidirse», dijo con asombro el experto en rendimiento. «¿Sabes cuánto tardaría el IBM 7094? Doce microsegundos. No me extraña que te sustituyeran.»”</i></div><div class="MsoNormal"></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Como último apunte, un deseo: que a Javier Fesser se le ocurra llevar al cine alguna obra de Pynchon.</div><div class="MsoNormal"></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Dejo también aquí un link a una crítica de este libro, del que, a pesar del título, he hablado poco en esta entrada, para satisfacer las carencias que ella haya dejado en aquellos que sientan curiosidad por él.</div><div class="MsoNormal"></div><div class="MsoNormal"><a href="http://www.fantasymundo.com/articulos/3060/subasta_lote_49_thomas_pynchon">http://www.fantasymundo.com/articulos/3060/subasta_lote_49_thomas_pynchon</a></div>Fardalhttp://www.blogger.com/profile/11489426476894200123noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-45860051058193976822010-09-27T01:05:00.000-07:002010-09-27T01:05:10.668-07:00“In Memorian: Thomas Pynchon”<div><div class="separator" style="clear: both; text-align: auto;"></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://melvinrivera.com/wp-content/uploads/2008/03/cementerio5life.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="220" src="http://melvinrivera.com/wp-content/uploads/2008/03/cementerio5life.jpg" width="320" /></a></div><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Hablando hace unos días acerca de lo que querría que pusiesen como epitafio en mi lápida se me ocurrió plantear a mi interlocutor, un hombre de apariencia tan siniestra como la naturaleza de su trabajo, si sería posible también dejar escrito mi propio panegírico para que así, llegado el momento, no tuviesen aquellos que me sobreviven la difícil tarea de apurar párrafos amargos y escarbar en la memoria en busca recuerdos felices que a la hora del llanto asemejan un tanto inoportunos. Para sacar a aquel hombre del estupor le aseguré que tanto mi familia como mis amigos, conociéndolos como los conocía mejor que nadie, estarían encantados de cederme tan enojosa carga y acordamos que en el plazo de dos meses le llevaría el documento escrito de mi puño y letra. Minutos más tarde, de camino a casa, pensaba en todas aquellas historias, leyendas, relatos y novelas fracasadas que se amontonan en el cajón de mi cómoda y me preguntaba si sería pertinente ir empezando a compendiar mis Obras Completas en aras de asegurarme una correcta edición, manipulación, o corrección ya que no así publicación que de seguro no verán mis ojos. Pero no contento con ello fui más lejos en mi cavilación, que empezaba ya a tomar forma de cuento, y me pregunté si sería oportuno ir haciéndome homenajes en vida para poder disfrutar de ellos como es debido y encaucé mis pensamientos a diversas situaciones a cual más emotiva. Y fue así, con la reconfortante y falsa sensación de sentirme amado, como me decidí a no demorar más ni mis propios homenajes ni los de otros, para ir dejándomelos y dejándoselos en cumpleaños, aniversarios y fiestas de (a)guardar a todo quien lo mereciese. Eso incluye, por supuesto, al objeto de este discurso: el señor Thomas Pynchon.</span><br />
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De ahí vino la idea de comenzar a escribir textos propios y a recoger los de otros (1); futuras obras menores o maestras que sirvan de homenaje en vida y muerte al escritor americano. Puesto que no hay más límite que la imaginación ni espacio más libre que éste quiero empezar ahora con la elaboración de un relato que será compendio de muerte. Una obra fúnebre como la que más, que tratará de matar, rematar y resucitar para después poder ejecutar a todos aquellos personajes de las novelas de Pynchon que me plazca. A todos cuantos lo merezcan o no, sin respeto alguno por el rigor histórico si eso me hace feliz. Textos más largos o más cortos, surrealistas o costumbristas, ficciones o adaptaciones de corte telegráfico o paródico. Que reconstruyan los principios o rematen los finales pero sin dejar siempre de tener como referencia el respeto y el elogio de quien los inspira. No hay intención alguna en tratar de mejorar fragmentos que ya de por si supongo perfectos (aún en su inexistencia) sino de perpetuar, en la medida de lo posible, a cuantos personajes o situaciones sea posible y para mantener fresco en la memoria a este genial creador.<br />
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A continuación, sin más demora, la primera muerte de la que quiero hoy dejar constancia. Una brevísima descripción del final de Randolph Driblette, director teatral de “La tragedia del correo”, personaje de “La Subasta del Lote 49” tal como lo imaginé ayer por la noche:<br />
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</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">“Ante la indisposición de su mujer, no tuvo mejor idea Randolph Driblette que lanzarse de cabeza por la ventana del fondo del corredor para encontrarse al instante frente a la muerte al golpear violentamente su occipital contra un bloque de poliestireno expandido que por alguna razón descansaba en un andamio, quedando después su cuerpo inerte colgado de una farola mientras su pene todavía en erección dibujaba sombras chinescas en la nieve.” </span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
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Oblomov Varese es el autor del blog “Oblomovka Herida”: http://oblomovkaherida.blogspot.com/</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">(1) Los vuestros, amigos lectores y colaboradores, si gustáis. </span><br />
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</div></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-72957103675182652502010-09-20T05:49:00.000-07:002010-10-06T13:02:29.633-07:00Pynchonpedia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://www.revistadeletras.net/wp-content/uploads//2010/09/thomaspynchonsplash-300x150.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.revistadeletras.net/wp-content/uploads//2010/09/thomaspynchonsplash-300x150.jpg" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><br />
<a href="http://bolmangani.blogspot.com/2010/09/pynchonpedia.html"><b>http://bolmangani.blogspot.com/2010/09/pynchonpedia.html</b></a>José Luis Amoreshttp://www.blogger.com/profile/16888716900456380694noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-64761642899527073072010-09-20T00:11:00.000-07:002011-01-29T06:02:09.473-08:00Vineland - Thomas Pynchon<div style="text-align: justify;">El simple hecho de escribir, comentar, intentar explicar, cuantificar, cualificar, acotar, opinar, y un largo etc... sobre un libro de Pynchon, a mi modo de ver, va en contra de la misma obra, porque no se puede hacer nada de todo esto con un libro de Pynchon, la única manera de entenderlo, de captar la esencia, de sentir a Pynchon es leyéndolo. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Pero, desafortunadamente, solo podemos intentar explicar el arte, porque sin duda estamos hablando de arte, a través del lenguaje, ese lenguaje que, como decía cortazar en Rayuela, ya de por sí lo limita y lo degrada.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Decir que Vineland es una mezcla del Kill Bill de tarantino y la mítica “top secret” con Val Kilmer, con retazos del antiguo cine de serie B japonés, en un entorno hippie que recuerda al musical “hair”, podría resultar una pequeña aproximación al estilo ecléctico del libro en donde, paradójicamente, entre todo el imposible elenco de personajes, encontramos afectados de incontrolable adicción a la televisión (y organismos que tratan dicha patología).</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Leer la contraportada:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: Verdana; font-size: 8pt;">En <b><span style="font-family: Verdana;">Vineland</span></b>, región californiana inventada por<b><span style="font-family: Verdana;"> Pynchon</span></b>, donde crecen enormes secuoyas rojas, sobrevive, envuelto en brumas, un grupo de personas que hoy hacen frente como pueden a las consecuencias de su vida en los años sesenta. En 1984, la joven <b><span style="font-family: Verdana;">Prairie</span></b> busca a su madre,<b><span style="font-family: Verdana;"> Frenesi</span></b>, figura legendaria de los movimientos radicales a fines de los años sesenta. Lo que no sabe la hija es que la madre acaba de perder su empleo en el FBI por un recorte de presupuesto del gobierno de Reagan y que, una vez «fuera», es el blanco perfecto de un ex-amante suyo, <b><span style="font-family: Verdana;">Brock Vond</span></b>, auténtico representante del Mal y de las fuerzas de represión. Brock llega a California armado hasta los dientes, empeñado en acabar con los miembros de la comunidad liderada en los viejos tiempos por<b><span style="font-family: Verdana;"> Frenesi</span></b> y que ahora buscan refugio en <b><span style="font-family: Verdana;">Vineland</span></b>. Nada de todo ello detiene a <b><span style="font-family: Verdana;">Prairie</span></b>, la niña abandonada hace quince años, decidida a descubrir la trama negra que envuelve a su madre, objeto de la ira y el deseo del terrible <b><span style="font-family: Verdana;">Brock</span></b></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-size: 8pt;"> </span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Irremediablemente conduce a cualquier suposición errónea, muy lejana a lo que en realidad vamos a leer, porque, en la obra de Pynchon, el peso no está (solo) en lo que dice, sino en como relata la increíble, y a veces (en apariencia) inconexa, cantidad de cosas que cuenta.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Surrealismo, humor, sexo, situaciones y personajes imposibles que ocurren y existen con la más absoluta y absurda naturalidad dentro del universo Pynchon.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Pynchon crea y agita su mundo, lo desplaza, le da la vuelta, lo estrella y, a veces, de repente, a través de él, nos muestra cuan absurdo es en realidad el otro mundo, el mundo que conocemos, a través de la <b>exageración sutil</b>; dos términos antagónicos que caracterizan a la perfección la escritura de este, para mí, recién encontrado genio.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">De momento, es todo lo que puedo decir de las sensaciones que me ha provocado este libro, y no por intentar no desvelar parte de la trama, ya que lo que sería una desconsideración hacia futuros lectores en otros libros, aquí carecería de importancia.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Quizá mañana mi comentario hubiera sido distinto, pero hoy y ahora, esta es mi visión del Vineland de Pynchon.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Por último, dejo aquí un fragmento del libro que, por algún motivo que no alcanzo a comprender, es de los que más me han gustado:</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[...]</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">Aunque a la distancia a la que ya se habían trasladado ella, Flash y Justin todo se haría con teclas de teclado alfanuméricos que representarían ingrávidas e invisibles cadenas de presencia o ausencia electrónicas. Si las pautas de unos y ceros eran como pautas de vidas y muertes humanas, si todo lo referente a un individuo podía representarse en expedientes de computadora mediante una larga cadena de unos y ceros, entonces ¿qué tipo de criatura se representaría mediante una larga cadena de vidas y muertes? Tendría que ser al menos un nivel superior, un ángel, un dios menor, algo salido de un ovni. Se necesitarían ocho vidas y muertes humanas solo para crear una letra del nombre de ese ser... Su expediente completo podría ocupar un espacio considerable de la historia del mundo. Somos dígitos de la computadora de dios, tarareó, más que pensó, en su fuero interno, al son de una vulgar melodía espiritual, y lo único para lo que servimos, estar muertos o vivos, es lo único que él ve. Todo aquello por lo que lloramos, por lo que luchamos, en nuestro mundo de sangre y trabajo, le pasa desapercibido a ese intruso cibernético que llamamos Dios.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[...]</div>Fardalhttp://www.blogger.com/profile/11489426476894200123noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-3943860183113960401.post-26893485646450024392010-09-16T23:32:00.000-07:002011-03-10T07:02:20.592-08:00Thomas Pynchon<a href="http://3.bp.blogspot.com/_qk5IbfMqIKM/TJMPgzKarQI/AAAAAAAAAEI/EnAn89wsgJM/s1600/images.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5517771024623119618" src="http://3.bp.blogspot.com/_qk5IbfMqIKM/TJMPgzKarQI/AAAAAAAAAEI/EnAn89wsgJM/s320/images.jpg" style="cursor: pointer; display: block; height: 162px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 310px;" /></a><br />
<div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span"><u><br />
</u></span></div><div class="MsoNormal"><o:p></o:p></div><div></div><div style="text-align: justify;">A ver con qué cara vengo yo ahora a hablar de Pynchon. A mí, que me acaban de tirar del guindo; que me tomó años tomar la decisión de empezarlo. A ver como explico yo que cuando creía haber devorado el libro descubro que no, que es el libro el que me ha devorado a mí.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>“La subasta del lote 49”</i> de Thomas Pynchon es el cincuentavo libro que leo este año 2010. Podía haberlo dejado para el 49, pero entonces el título del que viene esta entrada no tendría la misma gracia. ¿Qué si me gustó? Veamos:<br />
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<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pynchon tenía demasiados pocos años cuando escribió este libro. Eso es indecente. Su juventud al hacer eso, quiero decir. Y su inmediato silencio. Su “<i>pasaba por aquí y he entrado un momento a dejaros estas líneas que se me ocurrieron en el metro el otro día”</i>. Pynchon solo puede ser una de dos cosas: un puto genio o un loco con suerte. Hasta el día que llegué a él, nunca, jamás de los jamases, había visto justificado una segunda lectura inmediata de una novela. Porque aunque muchos casos invitan a una revisión esta es la primera en que sentí que debería hacerlo sin demora. Pero no la hice. Me pudo la avaricia. La prisa por recuperar el tiempo perdido. Pero es historia no es para este blog.<br />
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<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿He dicho blog? Error. “<i>La válvula de Espato”</i> no es un blog. No al menos como estamos acostumbrados a entender un blog. O sí, no sé; no los he visto todos. Dependerá de vuestros prejuicios o de cómo se lo monte este espacio a partir de ahora. “<i>La válvula de Espato</i>” nace de la idea de otra persona, una a la que no conocí hace un tiempo que no recuerdo. Que nace de milagro, vaya.Algunos que me conocéis ya sabéis de mi admiración por David Foster Wallace. Pues bien, hace mucho tiempo, años, descubrí un blog que había abierto una chica, (o una mujer, no sé, alguien sin pene –hasta donde yo sé-), con la única intención de escribir sus impresiones sobre la lectura de “<i>La Broma Infinita”</i>. Tendréis que perdonar que guarde el enlace. A mí la idea me pareció maravillosa. Yo había leído la novela años atrás y la recuerdo como mi primera experiencia masoquista con un libro. Me entraron entonces unas ganas terribles de repetir la experiencia plagiando la idea de esta buena mujer, creando mi propio blog, pero un poco por vagancia, un poco por vergüenza y un poco porque sí (o porque no, en este caso) acabé desechando la idea. Ni lo intenté (no me arrepiento, no hay necesidad), pero seguí atento a ese blog y sus impresiones, diarias o no, más intensas o menos, fueron el pan mío de cada día. Lamentablemente resultaron ser una ligera decepción. Nunca se lo dije. Le mentí, le dije que muy bien y la alenté y alabé su iniciativa. Básicamente porque era su iniciativa lo que me parecía digno de alabanza. Días o semanas después de concluir la lectura y de dar el blog por cancelado David Foster Wallace murió. Se suicidó, pero a mí eso me da igual; a mí lo que me jode es que no va a escribir más y un poco por eso tengo la mitad de sus libros sin terminar: le alargo la vida a mi manera. Wallace es un autor tan inmenso, tan intenso, que me parece un insulto meterlo con otros en el mismo blog. Hablar de él como hablo de los demás. Lo adiviné con “<i>La broma infinita”</i> y lo confirmé con el resto de su obra. Quizá exagero. Quizá no. Solo tenéis una forma de saberlo.<br />
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<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pues bien, cómo lo sentí con Wallace en su momento lo siento ahora con Pynchon. Antes de leerlo lo adivinaba y una vez leída “<i>La subasta del lote 49”</i> lo confirmo: Pynchon es inmenso. Otro monstruo. O lo aparenta, puesto que hablo también de oídas. Creo pues necesario rescatarlo del espacio común en que habita, del bazar que puede ser “<i>La medicina de Tongoy”</i>, hasta hoy el medio natural en que yo me desenvolvía y rescatarlo también, en la medida de lo posible, de cualquier otro espacio en el que pueda quedar oculto bajo sombras menores, aplastado por el peso de autores de otra valía. Hablo de foros y misceláneas varias. Hablo de concederle a él y regalarnos a todos una válvula de escape.<br />
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<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>La válvula de Espato</i>” será un lugar para hablar de Pynchon. Solo de Pynchon y nada más que de Pynchon. Como referente o como referencia, me da igual. Pero de Pynchon. Para jugar, para mentir, para confesar filias y fobias o para pynchonear como buenamente quiera o pueda. Para imitar, para plagiar, para reproducir. Para crear, para seducir. “<i>La Válvula de Espato</i>” no será mi blog. No en exclusiva, a menos. Porque en esta ocasión quiero ir un poco más allá aunque salga mal porque independientemente del resultado dudo que me arrepienta. Pretendo abrir este espacio para quien lo quiera; esto es, quien guste tendrá el poder de hacer y deshacer, crear entradas o borrarlas o modificarlas para eternizarlas: todo dentro de los límites establecidos por la configuración del blog. Como administrador me veo obligado a autorizar inicialmente pero no haré nada más que eso; una vez dentro seréis libres para escribir lo que queráis. No hay condiciones ni normas que vayan más allá de lo que dicta el sentido común: se pueden colgar textos propios, ajenos, en chino, en ruso, videos, audios, enlaces permanentes, temporales o itinerantes. El único requisito imprescindible es hacerlo con Pynchon como materia prima. Ni quiera es necesario admirar a Pynchon. El odio es estimulante también.<br />
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<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es posible que de esta idea solo quede este mensaje. Que el esfuerzo de estas mil palabras no pase de ahí. Me vale. No busco la fama ni banners publicitarios que me enriquezcan, ni reconocimiento; nada parecido. Solo quiero hablar de lo que respeto hasta el punto de escindirlo del resto. Que me guste, que nos guste o no, ya se verá. Que lo hagamos mejor o peor, también se verá.<br />
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<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Me preguntabais al comienzo de esta entrada (bien, sí, lo hacía yo por vosotros) si me había gustado la novela. ¿A vosotros que os parece?<br />
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<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Bienvenidos a La Válvula de Espato. </b><o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><o:p> </o:p></div><div class="MsoNormal"><o:p> </o:p></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"></div><div class="MsoNormal" style="text-align: right;">(Contacto: <a href="mailto:lavalvuladeespato@gmail.com">lavalvuladeespato@gmail.com</a>)</div><div class="MsoNormal"><o:p></o:p></div>La Medicina de Tongoyhttp://www.blogger.com/profile/14768041522959909829noreply@blogger.com3